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martes, 5 de abril de 2011

226. CASTRO URDIALES* (I), Cantabria: 26 de junio de 2006.

1. CASTRO URDIALES, Cantabria. La Atalaya.

2. CASTRO URDIALES, Cantabria. Fachada principal de la Igl. de Sta. María.

3. CASTRO URDIALES, Cantabria. Otra vista de la fachada principal de la Igl. de Sta. María.
   4. CASTRO URDIALES, Cantabria. El Castillo.

5. CASTRO URDIALES, Cantabria. Ábside exterior de la Igl. de Sta. María.

6. CASTRO URDIALES, Cantabria. Otra vista del Castillo.

7. CASTRO URDIALES, Cantabria. Otra vista de La Atalaya.

8. CASTRO URDIALES, Cantabria. Vista del ábside de la Igl. de Sta. María.

9. CASTRO URDIALES, Cantabria. Vista del puerto de la villa.

10. CASTRO URDIALES, Cantabria. El Castillo y el Faro.

11. CASTRO URDIALES, Cantabria. El ábside y la torre de la Igl. de Sta. María.

12. CASTRO URDIALES, Cantabria. Otra vista más del ábside de la Igl. de Sta. María.

13. CASTRO URDIALES, Cantabria. Otra vista del Castillo.

14. CASTRO URDIALES, Cantabria. La Iglesia de Sta. María y al fondo, el Castillo.

15. CASTRO URDIALES, Cantabria. Otra vista de la bahía y el puerto de la villa.

16. CASTRO URDIALES, Cantabria. La Igl. de Sta. María y el Castillo.

17. CASTRO URDIALES, Cantabria. El puerto, la Igl. de Sta. María, el castillo y la Ermita de Sta. Ana.

CASTRO URDIALES* (I), provincia de Cantabria: 26 de junio de 2006.
   Situada en el límite de la costa oriental cántabra, conserva un espectacular conjunto histórico-artístico, testimonio de la pasada grandeza, en el ámbito de las "Cuatro Villas" costeras fortificadas. Tuvo en otros tiempos gran poderío naval, comercial y minero. Actualmente, el turismo y la pesca son los principales motores de su desarrollo.
   Sobre el promontorio rocoso que domina el puerto se encuentra lo más destacado del conjunto histórico-artístico de la villa, visible desde cualquier punto de la bahía.
   La iglesia de Santa María**, es el plato fuerte por su carácter monumental y por las joyas artísticas que atesora. Considerada como la más importante iglesia gótica del norte de España, su construcción se inició en el siglo XIII. Con el tiempo ha ido precisando algunos refuerzos, como los arcos en voladizo del interior o el juego de arbotantes que conforma su peculiar aspecto exterior, junto con las cornisas. En el interior se aprecia un impresionante juego de luces y volúmenes, especialmente en la nave central, cuya altura dobla a la de las laterales, y en el ábside.
   En una de las capillas radiales de la girola se encuentra el retablo del Cristo de la Agonía, lienzo de grandes proporciones atribuido a Francisco de Zurbarán, que cuenta con su propia leyenda de supuesta aparición flotante tras aplacar un violento temporal. En esta capilla apareció emparedada, en 1955, la imagen de Santa María con el Niño, magnífico ejemplo de escultura gótica del siglo XIII, en piedra policromada. Junto a esta escultura aparecieron tres tallas de madera policromada (siglo XIV) que representa a los Reyes Magos, únicas en la región. Esculturas notables son el Cristo Yacente y el Ecce Homo, atribuidas al taller vallisoletano de Gregorio Fernández (s. XVII).
   El Museo Parroquial de Santa María conserva interesantes esculturas, como la Virgen Niña, patrona de la villa, y destacadas piezas de platería, como la arqueta eucarística del siglo XV y la cruz parroquial en plata dorada, además de las custodias, cálices y vinajeras.
   Frente a la fachada sur se encuentran los restos de la iglesia de San Pedro (siglo XII), el edificio más antiguo de la villa donde hasta el siglo XVI se reunía el concejo. El castillo, del siglo XIII es otro de los elementos claves en este conjunto monumental. Ocupa el antiguo castro que dio origen a la población. Con sus fuertes y altos muros fue durante siglos el bastión defensivo de la puebla y el puerto. Actualmente existe un faro para la navegación en su interior, aprovechando su posición estratégica.
   Desde la entrada del castillo se accede a la ermita de Santa Ana, situada como avanzadilla sobre el mar, con hermosas vistas de la bahía y el recogido puerto, donde se encuentra el Ayuntamiento, edificio del siglo XVIII. Distribuido en tres plantas, presenta zaguán en la inferior, amplio balcón corrido en la primera y arquería en la superior, todo en piedra en sillería. Muy cerca discurren las rúas Mayor y Ardigales, de las que partía la calzada romana y que aún conservan cierto carácter medieval. Se conservan también algunos lienzos de la vieja muralla medieval y en el atrio de Santa María puede verse el miliario romano, uno de los que señalizaba la calzada que enlazaba Herrera de Pisuerga con Flavióbriga. Otro de los edificios interesantes es el remodelado Mercado, de planta rectángular, con tres naves a distinta altura.
   La villa fue en su día un importante centro de edificios modernistas, levantados a instancias de la burguesía vasca que inició el despegue turístico. Muchos de ellos han desaparecido, pero aún se conservan otros como el conjunto Ocharán, diseñado por Eladio Laredo, en el que destaca el palacio llamado Toki-Eder. Al mismo arquitecto se deben gran número de obras, como la plaza de toros, panteones en el cementerio de La Ballena, rehabilitación de la iglesia de Santa María, Edificio Royal y un largo etcétera. El resto de la villa se despliega paralelamente a la costa, buscando el encuentro de las playas, Brazomar, hacia el este, y Ostende, en dirección oeste.

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