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martes, 22 de marzo de 2011

216. BÉJAR (I), Salamanca: 25 de junio de 2006.

1. BÉJAR, Salamanca. Retablo Mayor del Santuario de la Virgen del Castañar.

2. BÉJAR, Salamanca. Exterior de la Plaza de Toros.

3. BÉJAR, Salamanca. Estatua del Hombre de Musgo.

4. BÉJAR, Salamanca. Exterior de la Igl. de Santiago.

5. BÉJAR, Salamanca. Virgen de las Angustias de la Igl. de Sta. Mª la Mayor.

6. BÉJAR, Salamanca. Manguilla de la Igl. de Sta. Mª la Mayor.

7. BÉJAR, Salamanca. Órgano de la Igl. de Sta. Mª la Mayor.

8. BÉJAR, Salamanca. Capilla Mayor de la Igl. de Sta. Mª la Mayor.

9. BÉJAR, Salamanca. Ábside exterior de la Igl. de Sta. Mª la Mayor.

10. BÉJAR, Salamanca. Vista lateral de la Igl. de Sta. Mª la Mayor.

11. BÉJAR, Salamanca. Igl. del Salvador.

12. BÉJAR, Salamanca. Palacio Ducal.

13. BÉJAR, Salamanca. Interior de la Igl. de Santiago.

14. BÉJAR, Salamanca. Ayuntamiento en la Plaza Mayor.

15. BÉJAR, Salamanca. Museo Mateo Hernández.

16. BÉJAR, Salamanca. Torre de la Igl. de San Juan Bautista.

17. BÉJAR, Salamanca. Base de la Torre de la Igl. de San Juan Bautista.

18. BÉJAR, Salamanca. Vista de la Torre e Igl. de San Juan Bautista.

19. BÉJAR, Salamanca. Igl. de San Juan Bautista.

BÉJAR (I), provincia de Salamanca: 25 de junio de 2006.
   El río Cuerpo de Hombre riega esta pequeña ciudad, básicamente conocida por su industria textil. Es la cabecera de una zona montañosa con numerosos alicientes paisajísticos y deportivos.
   La alargada y estrecha trama urbana de Béjar, que en los últimos años se ha extendido hacia el este, tiene en la plaza de España, presidida en su centro por la estatua que representa a un hombre de musgo y flanqueada al sureste por un espacioso parque municipal, el punto de unión entre la ciudad nueva y los barrios tradicionales.
   El recorrido hacia el antiguo centro de la villa nos lleva por calles que, pese a las grandes transformaciones de décadas recientes, aún muestran destacables edificios de finales del siglo XIX o principios del XX, algunos con hermosos adornos cerámicos en las fachadas. A la entrada de la Plaza Mayor, porticada en dos de sus lados, se encuentra el Ayuntamiento, con una hermosa fachada renacentista (siglo XVI), compuesta por dos galerías con arcos de medio punto, sobre columnas con capiteles esculpidos, y decorada con medallones y escudos. Fue cárcel y alhóndiga antes de ser restaurado, sobre todo interiormente, para su actual cometido.
   Frente a él se levanta la iglesia del Salvador, de origen románico-ojival (siglo XIII), aunque muy ampliada (naves y torres) en los siglos XIV y XVI, y reconstruida en su interior tras el incendio que la asoló en 1936. La cabecera, con un gran ábside en forma de tambor que interiormente acoge la Capilla Mayor, es cuanto queda de la obra primitiva.
   Al otro lado de una pequeña zona ajardinada, se extiende el Palacio Ducal*, levantado por los Zúñiga a mediados del siglo XVI sobre los restos del alcázar musulmán. Utilizado desde hace años como instituto, ha sido muy transformado, si bien mantiene, tanto en su adusta fachada exterior, flanqueada por cubos, como en el señorial patio interior, con una elegante escalera y una fuente plateresca en uno de sus lados, el trazado y los adornos heráldicos de la construcción renacentista.
   A partir del palacio, siguiendo hacia el oeste, nos adentramos en el casco antiguo* de la ciudad, declarado todo él conjunto histórico-artístico en 1974. Está rodeado por los lienzos que aún se conservan de la muralla medieval, de la que pueden verse dos puertas de arcos apuntados, y reúne algunos edificios de noble aspecto, principalmente en torno a la iglesia de Santa María la Mayor. Este templo, el más importante de Béjar, data de la época de la repoblación (siglo XIII), período del que conserva la cabecera románico-mudéjar, en ladrillo, siendo obra posterior la torre, gótico-renacentista y de piedra de sillería, y ya del siglo XVI el cuerpo superior de ésta última y la única nave. Posee en su Capilla Mayor, cubierta por bóveda de cañón, un retablo barroco (siglo XVII), y en otra capilla el grupo escultórico de la Virgen de las Angustias.
   No muy lejos, próxima a la muralla y restaurada recientemente para evitar su completa ruina, está la iglesia de Santiago, conocida también como la Antigua, ya que data del siglo XII. Es un sencillo templo románico de mampostería, con ábside blanqueado, una pequeña torre, y deteriorados enterramientos románico-góticos en su interior. Junto a las murallas, un agradable parque de reciente creación, invita a recorrer los restos de las fortificaciones, con buenas vistas panorámicas.
   Tras retornar a la Plaza Mayor, por estrechas callejuelas se accede a la plazuela de Martín Mateo, donde la antigua iglesia de San Gil, que conserva parte de su estructura gótica (siglo XV), después de cumplir diversos cometidos, acoge el Museo Mateo Hernández. Además de esculturas del artista bejarano (1884-1949) al que está dedicado, en él pueden verse una colección pictórica de maestros flamencos y holandeses del siglo XVII, pintura española y francesa de los siglos XIX y XX, y otras obras procedentes del antiguo convento de San Francisco.
   Cerca se halla la iglesia de San Juan Bautista, del siglo XIII (ábside románico y poderosa torre exenta cimentada sobre la roca), aunque también muy reformada. Destacan en el interior la techumbre con artesonado mudéjar, el retablo, del primer barroco, y el enterramiento con escultura orante del canónigo Bartolomé López Dávila (siglo XVII).
   Desde muchos puntos de la ciudad es visible, sobre una loma del monte Mario, la singular silueta de la moderna iglesia del Pilar (siglo XX), precedida de una gran escalinata de acceso y con un airoso porte de inspiración neorrománica.
   En la salida a Salamanca, un camino a la derecha conduce a la finca conocida como El Bosque*, singular espacio provisto de un palacete, estanque, fuentes y, sobre todo, un hermoso jardín renacentista. Fue acondicionado a mediados del siglo XVI como residencia estival de los duques de Béjar con una marcada influencia italiana. En sentido opuesto, a través de un tupido paraje de castaños, con zonas de recreo y excelentes miradores, se llega al santuario de la Virgen del Castañar (siglos XVII y XVIII), donde en un camarín barroco se venera a la patrona de la ciudad y la comarca.
   Muy cerca se encuentra la que pasa por ser la plaza de toros más antigua de España: el edificio actual data de 1720, pero sustituyó a otro anterior, de madera y de forma cuadrangular, que ya existía en 1667.

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