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martes, 23 de marzo de 2010

55. VALLADOLID** (I), capital: 22 de julio de 2005.

1. VALLADOLID, Capital. Fachada de la Iglesia del Convento de San Pablo.

2. VALLADOLID, Capital. Ventana de esquina del Palacio de los Pimentel.

3. VALLADOLID, Capital. Imagen de San Cristóbal, de Alonso de Berruguete del Museo Nacional de Escultura.

4. VALLADOLID, Capital. Entierro de Cristo de Juan de Juni, del Museo Nacional de Escultura.

5. VALLADOLID, Capital. Escultura de San Antonio penitente de Martínez Montañés, del Museo Nacional de Escultura.

6. VALLADOLID, Capital. Cristo Yacente de Gregorio Fernández, del Museo Nacional de Escultura.

7. VALLADOLID, Capital. Entierro de Cristo del Museo Nacional de Escultura.

8. VALLADOLID, Capital. Belén napolitano del Museo Nacional de Escultura.

9. VALLADOLID, Capital. Capilla funeraria del Colegio de San Gregorio.

10. VALLADOLID, Capital. Fachada del Colegio de San Gregorio.

11. VALLADOLID, Capital. Detalle de la fachada del Colegio de San Gregorio.

12. VALLADOLID, Capital. Paso procesional del Museo Nacional de Escultura.

13. VALLADOLID, Capital. Otro paso procesional del Museo Nacional de Escultura.

VALLADOLID** (I), capital de la provincia y de la comunidad: 22 de Julio de 2005.
   La ciudad del Pisuerga, es una urbe pujante, con un importante legado monumental disperso entre sus modernizadas calles. Posee numerosos museos, entre ellos algunos de visita imprescindible. Destaca también como importante centro industrial, universitario, comercial y administrativo.
   La parte septentrional del casco histórico es la que reúne mayor número de casas palaciegas. En la calle de las Cadenas de San Gregorio, cercana a la plaza de San Pablo está la llamada casa del Sol, construida en la primera mitad del XVI, con una bella portada plateresca en la que un gran astro remata el escudo nobiliario del conde de Gondomar. Junto a ella se levanta uno de los más hermosos monumentos vallisoletanos, el colegio de San Gregorio**. Ejemplo señero del gótico hispano-flamenco, fue construido entre 1484 y 1496 a iniciativa de fray Alonso de Burgos como centro docente de teología. Su espléndida portada**, cuyo estilo hace suponer que es obra de Gil de Siloé, está concebida a modo de estandarte profusamente decorado con motivos heráldicos y escenas simbólicas, es una pieza maestra del llamado estilo isabelino.
   Y otro tanto puede decirse del armonioso patio*, actualmente en proceso de rehabilitación, en torno al que se disponen las principales dependencias interiores: atribuido a Juan Guas, está formado por un claustro de dos pisos, con arcos rebajados sobre esbeltas columnas helicoidales en el nivel inferior y una preciosa galería superior de ventanales calados delicadamente ornamentada, al igual que el friso que recorre la cornisa bajo salientes gárgolas. Comunicando ambas plantas se dispone en dos tramos la gran escalera* gótico-renacentista con artesonados mudéjares. Merece la pena visitar la capilla funeraria de Fray Alonso, en el extremo izquierdo de San Gregorio, obra de Juan Guas y Juan de Talavera. En ella la labor decorativa queda patente de forma soberbia en la tribuna del coro y el órgano.
   Este magnífico marco arquitectónico ha albergado desde 1933, al Museo Nacional de Escultura** con una importante colección de obras de los siglos XIII al XVIII. Sin embargo, debido a las tareas de restauración que sufre en estos momentos el edificio, sus fondos han sido trasladados provisionalmente al palacio de Villena, cuya austera fachada se abre justo enfrente de San Gregorio. La nueva sede del museo data del siglo XVI y perteneció, en su tiempo, a la princesa de Éboli. En su interior se exponen, principalmente, tallas en madera policromada de tema religioso, procedentes en su mayoría de antiguos conventos afectados por las desamortizaciones del siglo XIX.
   A continuación del colegio de San Gregorio, presidiendo la amplia plaza homónima, se levanta la iglesia del convento de San Pablo*, con su bellísima fachada** de estilo gótico isabelino, verdadera filigrana en piedra en cuya realización, iniciada a finales del siglo XV, intervino Simón de Colonia, si bien la parte superior clasicista, corresponde al XVII. El interior del templo es de una sola nave, con capillas abiertas entre los contrafuertes. Además de dos destacables portadas góticas en ambos extremos del crucero, acoge varias esculturas de Gregorio Fernández, entre ellas un espléndido Cristo yacente*, con cavidad en el pecho para guardar la Sagrada Forma el día de Jueves Santo.
   A la misma plaza de San Pablo se asoma el antiguo palacio de los Pimentel, sencillo edificio renacentista con una hermosa ventana plateresca haciendo esquina. Es la sede de la Diputación Provincial y en él nació Felipe II. El zaguán está decorado con escenas de la historia de la ciudad en azulejería talaverana de J. Ruiz de Luna (1939-1940). Completando la magnificencia de la plaza, frente a la iglesia de San Pablo se alza el que fuera Palacio Real, actual sede de la Capitanía General, un edificio reconstruido en el siglo XVII del que destaca sobremanera su espacioso patio principal.

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